En tu
escritorio me arriendas un sueño.
Revisas tus papeles
como oliendo mi sangre y el valor de esta.
Te llevas las manos al pelo
mientras, hoja tras hoja, revisas mi "caso".
Sonríes
te ríes
de mis aspiraciones e inspiraciones,
los esfuerzos de los insectos te parecen risibles
porque tú eres la reina de Chile.
Tras tu escritorio fiscal
dictas sentencia.
No haces caso a las súplicas
lo único que importa es que haya tiempo para el café
los pobres puede esperar,
pero el café no, no espera.
Porque tras ese escritorio
eres la reina de Chile
y debo pagarte tributo.
Pero tus cobradores de impuestos
me han desvalijado el pecho,
me han sacado los órganos de cuajo,
pero aquí me ves,
pidiéndote unas migajas,
como una paloma loca en una plaza ausente,
extiendo mis alas a tu cielo
esperando a que lluevas sobre mí.
Pero, te odio
realmente
aunque una
vez, hace años, te amé
(el
pretérito es necesario para
mantener la convicción)
y tú te aburriste de mis noches
de mis intensos soliloquios contra la luna,
de mis palmas huecas como cementerio.
y como un juguete roto
me dejaste abandonado en medio de una plaza
en el centro de mi mundo.
Hoy tras ese escritorio
eres la reina de Chile
y tu sonrisa es sinónimo de tragedias.
Juega conmigo, una vez más.
Solo soy un juguete roto en tus manos.
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