Así,
en
silencio,
te prodigo
caricias, hermana
pequeña,
frágil, mía,
ignorante
de un mundo que te clama como presa.
Estática
suspiras
¿sabes
cuántas veces suspirarás?
Yo lo
intuyo
y te
regalo otra caricia por todo tu pelo negro,
negro como
todo.
En mi
respiración errática te meces,
bajo mi
abrazo que clama
que no lo
abandones,
allí te
entrego mis caricias,
el calor
de tu cuerpo
sin surcos
de lágrima,
sin sangre
derramada en vano
me besa
mis cuitas ardientes,
tu alma
única, irrepetible, imposible
se alza,
y mis
versos se destrozan contra tu piel, hermana.
Allí te
entrego mis caricias,
esas que
nunca tuve aunque corriese presuroso
al
encuentro de mi padre,
aunque
gritase,
desesperado,
el nombre
de mi madre,
la
ausencia fue mía, hermana,
y lloré,
así como
llorarás pronto
y sé que
lo harás,
sé que
tus ojos mínimos
se
ensancharán y se harán profundos,
como
pozos, como cloacas.
Aquí, en
esta posición
unidos en
nuestro pecho
como si un
corazón bramase por ambos
te entrego
lo mejor de mí,
sin
pretensiones,
lo mejor
de este niño amante de la muerte,
porque
somos criaturas simples, hermana,
demasiado
simples y frágiles,
una
caricia bastará para sanarnos,
una
caricia ¿has oído?
un acto en
extremo simple,
pero
enigmático, olvidado, fósil,
a veces,
busqué
una caricia desesperadamente,
pero, el
mundo no acepta gestos de debilidad
y yo soy
débil,
no acepta
a mariquitas románticos,
a poetas
sin ego, con odio
le son
repugnantes, insectos, sombras.
Hermana,
paso mi mano sobre tu pelo
leyendo el
braille que desprenden tus cabellos,
intentando
descifrar qué armonía solitaria ejecutarás
en tu hora
más triste
para tener
el oído afinado
en la
frecuencia correcta de tu llanto desconsolado,
porque
quiero tus sufrimientos, hermana
porque
consumiré tu soledad, hermana
porque
tragaré tus lágrimas sonriendo.
Ahora paso
mi mano por tu pelo
y tu
corazón diminuto,
como un
pajarito desorientado,
como un
león que da sus primeros pasos,
como una
pequeña joya
arrancada
de las entrañas de la tierra
en un
parto sangriento.
Tu corazón
tembloroso, enceguecedor,
vibrando
intensamente escapa por tu boca
y yo me
maravillo
y yo me
horrorizo
¿Quién
pisará este pequeño botón,
este
pequeño brote que clama por la vida?
Porque tus
pequeñas manos
buscan el
viento para tejer su futuro
con la
fuerza brutal del que se aferra a la vida,
porque tu
pequeña risa quiebra todos mis odios
los
sumerge, ahogándolos
y parezco
tan tonto,
riendo
simplemente como si el mundo no importara
y
realmente no importa
mientras
mis brazos te alejen del mundo
y tus
besos destrocen
mi pared…
tú sujetarás mi mundo del cuello
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