viernes, 26 de octubre de 2012

Caricias (A Daniela)

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Así,
en silencio,
te prodigo caricias, hermana
pequeña, frágil, mía,
ignorante de un mundo que te clama como presa.
Estática suspiras
¿sabes cuántas veces suspirarás?
Yo lo intuyo
y te regalo otra caricia por todo tu pelo negro,
negro como todo.

En mi respiración errática te meces,
bajo mi abrazo que clama
que no lo abandones,
allí te entrego mis caricias,
el calor de tu cuerpo
sin surcos de lágrima,
sin sangre derramada en vano
me besa mis cuitas ardientes,
tu alma única, irrepetible, imposible
se alza,
y mis versos se destrozan contra tu piel, hermana.

Allí te entrego mis caricias,
esas que nunca tuve aunque corriese presuroso
al encuentro de mi padre,
aunque gritase,
desesperado,
el nombre de mi madre,
la ausencia fue mía, hermana,
y lloré,
así como llorarás pronto
y sé que lo harás,
sé que tus ojos mínimos
se ensancharán y se harán profundos,
como pozos, como cloacas.

Aquí, en esta posición
unidos en nuestro pecho
como si un corazón bramase por ambos
te entrego lo mejor de mí,
sin pretensiones,
lo mejor de este niño amante de la muerte,
porque somos criaturas simples, hermana,
demasiado simples y frágiles,
una caricia bastará para sanarnos,
una caricia ¿has oído?
un acto en extremo simple,
pero enigmático, olvidado, fósil,
a veces,
busqué una caricia desesperadamente,
pero, el mundo no acepta gestos de debilidad
y yo soy débil,
no acepta a mariquitas románticos,
a poetas sin ego, con odio
le son repugnantes, insectos, sombras.

Hermana, paso mi mano sobre tu pelo
leyendo el braille que desprenden tus cabellos,
intentando descifrar qué armonía solitaria ejecutarás
en tu hora más triste
para tener el oído afinado
en la frecuencia correcta de tu llanto desconsolado,
porque quiero tus sufrimientos, hermana
porque consumiré tu soledad, hermana
porque tragaré tus lágrimas sonriendo.

Ahora paso mi mano por tu pelo
y tu corazón diminuto,
como un pajarito desorientado,
como un león que da sus primeros pasos,
como una pequeña joya
arrancada de las entrañas de la tierra
en un parto sangriento.
Tu corazón tembloroso, enceguecedor,
vibrando intensamente escapa por tu boca
y yo me maravillo
y yo me horrorizo
¿Quién pisará este pequeño botón,
este pequeño brote que clama por la vida?
Porque tus pequeñas manos
buscan el viento para tejer su futuro
con la fuerza brutal del que se aferra a la vida,
porque tu pequeña risa quiebra todos mis odios
los sumerge, ahogándolos
y parezco tan tonto,
riendo simplemente como si el mundo no importara
y realmente no importa
mientras mis brazos te alejen del mundo
y tus besos destrocen
mi pared…
tú sujetarás mi mundo del cuello

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