Él, en
su patetismo soñó,
con que
nada fuese así
sino,
algo más indoloro
como una
anécdota entre camaradas,
que
pareciese sólo un mal recuerdo.
Deseó
olvidarlo todo
como se
olvida de repente a la vida.
Él se
fue adentrando
profundamente
en la niebla,
en la
oscuridad,
en el
vuelo de las polillas,
en el
rencor de la solemnidad.
Pero,
digamos, que en el fondo
se veía
una luz,
un foco
intermitente, tal vez,
la
miseria de la luna
O simplemente,
el
reflejo de una luz lejana
en los
ojos de un gato
¡Eso
creo qué fue!
Un brillo
más desastroso
que la
total oscuridad
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